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viernes, 23 de diciembre de 2011

Marcelo tambien se emocionó

Antes de la gran definición, el conductor de ShowMatch resaltó una historia que lo conmovió durante el 2011. Graciela Spurio, mamá de una joven que sufría de cáncer, decidió escribirle una líneas con un simple motivo: ShowMatch era el programa con que su hija se divertía y reía mientras luchaba contra esa dura enfermedad.

Antes del cierre, Marcelo Tinelli hizo un párrafo aparte y se emocíonó con una historia que lo marcó "a fuego", tal como lo definió él.

Graciela Spurio, mamá de una joven que sufría de cáncer, decidió escribirle una líneas al conductor con un simple motivo. ShowMatch era el programa con que Virginia se divertía y reía mientras luchaba contra esa dura enfermedad que, lamentablemente, hace cuatro meses terminó con su vida.

"Era conmovedora la carta .Una de las cosas que resumo de este año es esta historia. Antes del final quiero recordarla. A mi me quedó grababa a fuego. Es una de las cosas por las que digo gracias por trabajar en un medio de comunicación", dijo Marce, emocionado.

La carta decía lo siguiente:

“Gracias, Marcelo, por acompañar a mi hija”. Esta es una de las frases de la emocionante carta que Graciela Spurio le escribió a Tinelli.

El motivo que impulsó a la señora fue que ShowMatch era el programa con el que una de sus hijas, Virginia, se divertía mientras afrontaba una dura lucha contra el cáncer. Hace cuatro meses, la joven de 27 años falleció.
A continuación, la carta que salió publicada en el diario Clarín.

"Marcelo querido: soy, simplemente, una mamá de dos hijas, tengo tu edad y como he vivido una experiencia intransferible, en la cual sin saberlo me acompañaste y formaste parte de ella, necesito contarte y agradecerte. Mi hija, Virginia, de tan sólo 27 años, falleció hace apenas cuatro meses de cáncer.

El día que se lo diagnosticaron, (el año pasado), cuando llegó la hora de tu programa, ella dijo: “Gracias, Marcelo, por acompañar a mi hija” “¿¡Vamos a ver Tinelli¡?” Te confieso, Marce, que yo no veía, mi cabeza era un torbellino, mientras tanto Virginia miraba tu programa y se reía, como tantas veces, como si nada pasara. 

Desde ese día hasta que falleció transcurrieron diez meses. Nos acompañaste cada noche, nos reíamos con vos, nos entretenías y yo, empecé a esperarte. Cuando Virginia se agravó y comenzó en casa su tratamiento para el dolor, dormía mucho, pero alrededor de las 22 se despertaba y nos recordaba: “¡Empieza Tinelli!”, y allí comenzaba lo que yo denominaba “la fiesta”, cada vez que ella repetía esa frase. Más tarde, mi otra hija, Corina, me hizo entender que ni empezaba la fiesta ni estábamos tan felices, pero yo, en ese momento, lo vivía así. A tal punto que como mamá desesperada le pedía al especialista del dolor que no la durmiera tanto tiempo, porque ella te esperaba y disfrutaba del programa. Esto fue así, hasta un martes. El miércoles no te miró, y el jueves al mediodía, nos dejó para siempre.

Necesitaba decirte esto, me hubiese encantado hacerlo personalmente, ¡pero no te cruzo nunca! Quería que supieras lo que se logra acompañando gente desde una pantalla. Trabajo en radio desde hace 26 años, conozco de acompañar gente, pero nunca lo había experimentado.
Sólo quería que lo supieras.

Quedo eternamente agradecida porque hoy, en medio de este océano de dolor, todavía acompañás a mí hija Corina y a mí, y hasta nos robas alguna sonrisa. Gracias eternas. Te quiero. Graciela Spurio".

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