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domingo, 22 de abril de 2012

Una comedia descolorida

Enrique Pinti y Luis Luque son los protagonistas de "Lo que vio el mayordomo", de Joe Orton, que con versión y dirección de Carlos Rivas no logra encontrar su tono, en el teatro Lola Membrives.

La acción se desarrolla en el consultorio de un psiquiatra (Luque) que tiene pésima relación con su esposa (Alejandra Flechner), ambos muy dados a la bebida, y comienza cuando el médico intenta propasarse con una joven (Magela Zanotta) que va a emplearse como secretaria.

La intempestiva llegada de un inspector del Ministerio de Salud Pública (Pinti) da lugar a un enfrentamiento entre ambos facultativos, con acusaciones mutuas de locura, y a la aparición de dos personajes más: el botones del hotel de enfrente (Andrés Portaluppi) y un policía de calle (Abian Vainstein).

A partir de allí se sucede una suerte de vaudeville con entradas y salidas extemporáneas -alguien pregunta por qué el lugar tiene tantas puertas-, menciones a distintos tipos de sexo sin consentimiento e intercambio de vestimentas, lo que supone un asunto muy divertido y negro.

La pieza de Orton fue estrenada en Inglaterra dos años después de su muerte y tuvo una versión aquí en 1984, dirigida por Norma Aleandro, en el teatro Liceo, y llama la atención su calidad de comedia humorística en un autor que cultivó las profundidades de "Atendiendo al Sr. Sloan" y "El rufián en la escalera".

Es cierto que el material apunta a las distintas hipocresías, al poder sobre los más débiles, la burocracia y las variantes sexuales, pero algo sucede para que todo eso se desinfle y quizá el motivo sea la falta de química entre Pinti y Luque.

El actor de "Salsa criolla" formó una dupla formidable con Guillermo Francella en "Los productores" y Luque hizo otro tanto en el cine junto a Diego Peretti en "Tiempo de valientes" y con Diego Capusotto en "Pájaros volando", pero aquí es distinto.

Da la sensación de que esos dos grandes intérpretes trabajaran en forma autónoma, sin contacto, en tonos asordinados, y con un envaramiento -de Pinti en particular- que recuerda a las posturas del viejo cine argentino.

Todo en "Lo que vio el mayordomo" suena anticuado -es posible que la mezcla de temas riesgosos haya escandalizado al público londinense de 1969, pero ya no-, desde la terminología médica hasta el recurso de inyectarle algo a alguien para someterlo.

Quienes salvan la cosa son la siempre frenética Flechner, acusada de ninfómana por su marido, con una plasticidad de la que carecen los protagonistas masculinos, más Zanotta con su tontita que despierta no pocos ratones y Vainstein como el policía inepto. El director Rivas hizo una adaptación interesantísima en "Hamlet (la metamorfosis)", con Gabriela Toscano como protagonista, y fue un buen conductor de la negra "Botín", también de Orton, hace casi dos décadas.

El problema aquí es que todo es chirle, hay gente que corre de un lado al otro, sale o entra por las seis puertas a la manera del cine mudo, pero la gracia no aparece porque no hay ritmo ni ironía: lo más risueño es que Luque bebe su alcohol en recipientes cada vez más grandes.

Es una pena porque los ingredientes de la torta eran buenos, no así su elaboración, y porque hay un buen vestuario muy años 90 de Renata Schussheim y una vistosísima y ejemplar escenografía de Jorge Ferrari.

"Lo que vio el mayordomo" se ofrece en el teatro Lola Membrives, Corrientes 1280, de miércoles a sábados a las 20.30 y domingos, a las 20.

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