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viernes, 13 de julio de 2012

Dallys Ferreira y su dolorosa historia

Lejos de las polémicas faranduleras, la modelo se quebró al contar su vida familiar en Paraguay, con un padre que no la quería, pobreza extrema y demasiada responsabilidad sobre sus hombros. Emocionada, no pudo evitar llorar cuando su madre apareció vía telefónica.

En tiempos en que se difunden por los medios de comunicación las cruentas batallas judiciales que llevan muchas mujeres por las cuotas alimentarias de hijos cuyos padres están ausentes o “pintan poco” –Ogro Fabbiani, Leandro Penna, Patricio Toranzo y siguen los nombres- Dallys revivió su drama personal.

En Desayuno Americano, la panelista contó que fue criada por su madre, que tenía sólo 17 años cuando ella nació, y que pasaron por momentos económicos muy complicados. "Me llevaban a la casa de mis abuelos paternos y mi hermana más chiquita, hija de otra relación de mi progenitor, me decía "vos no sos de la familia", así que le pedí a mi mamá que no me lleve más ahí a los ocho años", reveló muy angustiada.

"Con mi mamá no teníamos para comer y si él hubiese ayudado, habría sido todo distinto. Iba a jugar al vóley, estaba borracho, ni me daba bola. El se borró. Nunca dio ni un centavo y hasta mis 8 años tuve que vivir eso", confesó.

Y dio detalles aún más dolorosos: “Yo le buscaba novios a mi mamá porque buscaba un papá. Por eso siempre hago hincapié en que los padres tienen que cumplir con los hijos, si cobrás mil, tenés que poner 500, esa criatura es la mitad de lo que vos hiciste también. La mujer no tiene una vida independiente cuando tiene un hijo como ellos. Yo haría lo mismo que mi madre, pero lo que sí haría es reclamar, cosa que ella no hizo. Esta conversación no la tuve nunca con mi madre".

Ya viviendo en Argentina, a Ferreyra no se le hizo fácil tampoco. “Me sentía culpable si comía algo rico, porque pensaba que quizá mi hermano no tenía. Encima mi mamá me llamaba y me decía que él estaba enfermo. Allá (en Paraguay) los hermanos mayores son responsables de los menores”.

Entonces, minutos después, Rafaela, la mamá de Dallys, apareció en el teléfono desde Paraguay y mantuvo una conmovedora conversación con su hija, que lloraba desconsoladamente. Su mamá le dijo que no le gustaba verla así: “Tenés mucha garra y lo que pasó, pasó, no me gusta escucharte llorar”.

La joven contestó que “Para mí sos un ejemplo, mamá, sos una gran, gran mujer. Maduramos y crecimos juntas, no fue nada fácil. Te amo mucho a vos y a mis hermanos. Y te pido disculpas si dije algo que a vos te haya molestado, pero no te tiene que avergonzar. Está todo bien, estamos bien, seguimos bien, mis hermanos están bien”.

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