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martes, 24 de enero de 2012

Sandro sigue entre nosotros

El espíritu de Roberto Sánchez revive con “Por Amor a Sandro – El musical de América”. Una gran producción argentina que recorre los éxitos imborrables del Gitano. Gran lucimiento de Fernando Samartin como el ídolo e impecable labor de Natalia Cociuffo como una de las “nenas”.

No quiero que me lloren cuando me vaya a la eternidad. Quiero que me recuerden como a la misma felicidad. Pues yo estaré en el aire, entre las piedras y en el palmar. Estaré entre la arena y sobre el viento que agita el mar”.

Este fragmento de unas de las canciones más conocidas de Roberto Sánchez, “Una muchacha y una guitarra”, podría resumir las dos horas y medias de “Por Amor a Sandro – El musical de América”.

Mucha felicidad de volver a escuchar al Gitano en la logradísima personificación de Fernando Samartin, uno de los protagonistas. Mucha euforia de sentir la energía del cantante sobre el escenario a través de sus clásicas canciones y electrizantes bailes.Mucha emoción de ver todo lo que vivió y generó en un país y una generación.

La obra recorre toda la vida de Sandro a través de la historia de Alicia, interpretado magistralmente por Natalia Cociuffo. Ella es una de las “nenas” cuya existencia ha sido atravesada por el incondicional amor a su ídolo.

A pesar de haberse casado, formado una familia y llevar una vida aparentemente normal, en lo más profundo de su ser, sabe, siente y reconoce que el único hombre al que le ha entregado su alma tiene nombre y apellido: Roberto Sánchez, Sandro.

No faltaron ningunas de las clásicas postales que han marcado y acompañado la vida de Sandro. El revoleo desenfrenado de corpiños y bombachas de sus apasionadas fanáticas; las inamovibles y fieles vigilias de “sus nenas” todos los 19 de agosto en la puerta de la casona de Banfield para cantarle el feliz cumpleaños; los sensuales y particulares movimientos de pelvis que despertaron gritos desenfrenados, entre muchos otras.

Es recomendable que al escuchar la voz de Samartin, cierren los ojos y dejen volar la imaginación. Por unos segundos, los espectadores sentirán que el mismísimo Gitano dejó por un rato la comodidad del cielo, se calzó uno de sus impecables trajes o camisas a pecho abierto y resucitó en el escenario.

El final todos los saben. Con la muerte de Sandro, Alicia siente que le arrancan una parte de su vida. El dolor se puede percibir. Sin embargo, como lo fue toda la obra, la alegría y felicidad vuelve en un último número musical que hace estallar a la gente. Con “Una mucha y una guitarra”, “Tengo” y “Rosa, Rosa”, el público se va con el Gitano sonando en los oídos y palpitando en el corazón.

Las personas que nunca han podido verlo y que se han quedo con las ganas no pueden dejar pasar esta oportunidad de ver esta gran producción ciento por ciento argentina y experimentar así lo que fue la vida de Sandro y lo que hizo vibrar a todo un continente.

Sandro, tus “nenas” nunca te olvidarán. El público argentino, con este musical, tampoco.

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